sábado, 6 de abril de 2013

Seda

Sé que poner más letras en desenredarte es verter mal un encanto,
en esto no hay decisión; las ideas van sin mí,
se me fuga la verdad para donde estás vos.

Te digo acá florecen figuras de viernes por lo menos desde el martes;
y sé que por moverme no va a pasar algo más,
tengo claro lo inútil de anticipar,
y que hay jugadas en vano por jugar.

Pero ir a revolcar el colchón con veinte palabras,
para notar que apenas tironeamos una sábana de estilos,
me deshilacha el alma.

Sigo, porque leo ceda en cualquier tela,
y detener el todavía, me hace respirar.

Aparece un envión atolondrado,
que surca el mundo como si no estuviera,
un indiferente raspar,
una cuchara incompleta sin sombra, llenándose al ras,
esto es el fondo de un bols, un espumoso preparado de postre.

Alisto mi cara de saber andar y avanzo,
busco en el bolsillo, al final,
estiro los dedos entre las llaves,
toco las últimas fichas que voy a tocar,
y ahora, ahí, quiero encontrarte.

El que late presiente cada incendio,
pero las apuesto, acá mismo las tiro ya,
que se prendan así hoy son cena,
o arden plenas para otra vez será.