domingo, 20 de noviembre de 2011

Té para tres.

Ella, luz, existe al rozar,
su forma es en conjunto a tocar,
sólo en relación es color,
y se oculta negra cuando nadie la acompaña;
tanto,
que si el cielo no la ataja en la luna,
no tiene donde brillar.

Las estrellas se pueden mirar para siempre,
son de derramar muchos sueños y ninguna caricia.

Alejadas en el cielo, hechas hay, llamas enteras de esos brotes,
que no pueden tener nombre, y no nos vienen a visitar.

Intocables dulces paraísos de brillo,
separados entre sí por oscuros campos,
nublados de lamparitas apagadas.
En un hondo silencio, que algo puede enseñar.

Saber combinarse,
saber es combinarse,
vos junto a lo que admite un nombre y está cerca,
hacer tres con dos,
que sólo ese mundo sabemos armar.