martes, 26 de julio de 2011

La aceptación del sin sentido y la reacción romántica

Toda búsqueda de explicación nos lleva a una mayor confusión, no dudo que Isaac Newton fue un genio, equiparar a la luna con una manzana, es genial, pero también hay que notar algo, equiparar la luna con una manzana, es absurdo, ponerle Gravedad a este asunto fue posiblemente muy acertado, por ser grave, y porque la palabra gravidez, significa embarazo.

Hijo de Newton

Aunque la historia nos cuenta que Isaac Newton nunca tuvo hijos, en su Gravedad, dejó un embarazo que luego de siglos de gestación, nace en una forma insospechada.
Al inicio del siglo XX la teoría atómica nos hizo sentir seres universales: “El material del cual estamos hechos fue forjado en las estrellas”, pero mientras avanzaba el siglo y la unificación, el entusiasmo fue inseparable a una trampa, la percepción de este todo fue como alejarse de una playa, y mar adentro, ya todo es mar, no hay firmeza de donde agarrarse, la unificación nos deja en una llanura donde ni siquiera la luz tiene luz.

El Quijote era un nostálgico de épocas doradas de caballeros andantes (que quizás nunca existieron), él veía gigantes donde había molinos de viento.

Hoy parece que los gigantes y los molinos de viento ya no son diferentes, en un inesperado desarrollo del siglo XXI (que Cervantes nunca hubiera sospechado), se revela que su Quijote estaba viendo la verdad, la realidad desnuda.

Pero la intención de Cervantes permanece intacta, su ironía y su romanticismo pueden encontrar lugar hoy, la reacción es inevitable, y para intentar traducir un accionar Quijotesco a esta época, se necesita recorrer el sendero opuesto, partiendo a sabiendas de que ninguna cosa tiene sentido, partiendo de que cualquier molino no sólo puede ser un gigante, sino que es un gigante, se procede a delirar un mundo que tiene sentido y separabilidad, un mundo ilusorio donde cada cosa es cada cual.


El Quijote del siglo XXI es un nostálgico de épocas doradas del pensamiento y el razonar, actividades de tiempos lejanos (que quizás nunca existieron), él ve molinos reales, donde sólo hay gigantes imaginarios.

Hace tiempo que se puede retratar un rostro en una fotografía, sin embargo pintarlo a mano aún es posible, y es arte, el razonamiento hoy está automatizado en computadoras, por eso el viejo razonar humano y directo, es una actividad artesanal, romántica. Considerar la posibilidad de pensar es ya una actitud Quijotesca.


"..y si se acabase el mundo y alguien preguntase a los hombres: «Veamos, ¿qué habéis sacado en limpio de vuestra vida y qué conclusión definitiva habéis deducido de ella?», podrían los hombres mostrar en silencio el Quijote y decir luego: «Ésta es mi conclusión sobre la vida ... ¿podríais condenarme por ella?"    Fedor Dostoievski